María García Manero 🌸

Mujer ajena

La vi a lo lejos
y enseguida la amé,
pero no estaba sola,
ella estaba con él.
Él, mi mejor amigo;
ella…, ella era su mujer,
y yo desde aquel día
la quiero sin querer.
Recorrimos el parque
conversando los tres;
cuando nos despedimos
comenzaba a llover.
Ya de noche en mi cama
solo pensaba en ella,
en su risa, su voz,
su larga cabellera.
Su risa es melodía
de arpas y violines,
su voz es como el canto
de dulces querubines.
Su cabello azabache,
cascada de oro negro,
atrevido y salvaje
besa y abraza al viento.
Y regresé a ese parque
solo pensando en ella,
y de nuevo, a lo lejos,
vi su imagen tan bella.
De pronto me miraron
sus ojos como estrellas
y corrió hacia mis brazos
igual que una gacela.
El mundo se detuvo
al sentirla tan cerca;
ya no giraba el Sol,
no giraba la Tierra.
Y esa mágica noche
ella se entregó entera;
su cuerpo fue mi cielo,
su calor fue mi hoguera.
Volamos entre nubes,
flotamos entre olas,
viajamos entre rosas,
orquídeas y amapolas.
Y al final de la noche,
nuestros cuerpos cansados,
llenos de nuestro amor
durmieron abrazados.
Desperté… ¡Estaba solo!
¡Había sido un sueño!
Seguía siendo ajena,
nunca seré su dueño...