LA FLOR EXTRAVIADA
Puño.23
En un día lejano y distante,
Perdí a la flor que tanto amaba,
Entre pantanos y arbustos, el camino de pruebas,
En un sendero sin rumbo ni señales,
Donde las huellas en mi pecho dejaron heridas,
Que punzan el alma como dardos,
Mi juventud fue herido por su ausencia.
La busqué por doquier sin encontrarla,
En esa noche triste y tempestuosa,
La lluvia furiosa y el viento azotaban,
Quebrando mi aliento y mi esperanza.
En medio de la incertidumbre, sin luz ni consuelo,
Escuché la confesión de la noche,
En una voz moribunda entre el bosque denso,
Que murmuraba: Olvídame.
La melancolía se apoderó de mí,
¿Cómo podría olvidarla?
¿Qué pasó con los recuerdos vividos,
Que persiguen incansables mis pasos?
Desde aquel día, perdida está,
Y no he sabido más de ella.
Quizás careció de valor para afrontar el destino,
Quizás escapó de las pruebas que la vida le ofrecía,
Quizás prefirió eludir la realidad y huir,
Dejando atrás un amor que no pudo sostener.
Aún escribo en las noches solitarias,
Recordando los momentos de antaño,
Cuando podía acariciarla, besarla, amarla.
El tiempo ha marchado, llevándose el amor,
El perfume de su ser se ha desvanecido,
Pero aún perviven en mi memoria,
Momentos sublimes que compartimos,
Que resisten el paso implacable del tiempo.
Aunque envejezca y los recuerdos se desvanezcan,
Hay algo que jamás olvidaré,
Aquel día lejano, la flor extraviada,
Testimonio de un amor perdido, pero no olvidado.
Autor: LUÍS ∆P∆Z∆ H. Alías: Corazón Bardo
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