Fue la pasavidad de mi acción,
la elección del no hacer
en secuencia el padecer,
la locura de esta adicción.
Adicto a ver pasar el tiempo
a esperar que ocurra lo que sea
qué transgeda lo que contempló
y que me lleve la marea.
Fue la agresividad de la seneridad
qué bebio de mi líquida mente
seco vacío de eternidad
remando en tierra de lo inconsciente.
Solo divago en el tiempo
el pasado que no cambió
el presente que no vivo
y el futuro que no controlo...