Javi77

Alma de depredador

Los espejos son mudos testigos

de telarañas que deja el tiempo,

evocan plumas de níveo cisne

perdidas en el olvidado silencio.

 

En mi corazón forjé un alcázar,

podé todas las perennes raíces

hacedoras de cruel tormento

que nace en las cicatrices.

 

Recolecto flores en cada jardín

busco alimento en la inocencia,

se ha desafinado el cansado violín

inmune me he vuelto a la esencia.

 

Colecciono caricias y besos

sin escatimar en derroche,

intensos, pero perecederos

como un vals de medianoche.

 

¿Quién me ha otorgado este derecho?

de provocar tanto dolor

sin percibir sí es pasión o amor

lo que aflora en mi pecho.

 

Antifaz, convertido en frío cristal

pesadilla que muda a realidad

de deliciosa miel derramada,

que en ingenuidad es entregada.

 

De este leonino juego

no hay envite a perdedor,

insignia grabada a fuego

en mi alma de depredador.