Hay tanto cielo sobre mí.
Soles y vientos,
como palabras que conmueven mis sombras,
nubes jubilosas que incitan el pensamiento,
abandonando mi nombre en el suelo,
inerte, desolado.
Lluvias y rayos,
perforando con su pureza mis entrañas,
imágenes de astros que alucinan sobre mi cabeza,
despedazándose en mi frente,
para convertirse en sueños, transparentes, sublimes.
Soledad e inmensidades
que fecundan mis venas con el coraje y el ímpetu,
para vencer la ceguera.
Un universo fulgurante
de estrellas huérfanas con avidez de luz
que marcan caminos y ahuyentan las sombras
Pájaros divinales, celestes
como ángeles de paz derramando quietud
aleteando sobre el hombre y la tierra
hasta convertir el verbo en gracia
y la palabra en canto
Finito el hombre en la infinidad del cielo
Finito el sonido en la infinidad del silencio
Finita la mirada en la infinidad del firmamento
Finita la vida en la infinidad de la existencia