METAMORFOSIS
¡Ay de mí!
Con la noche callada,
mi cerebro enardecido
se acurruca suplicante
a mi corazón dolido:
¡Lo humano a lo humano!
¡Ay de mí!
Como quema la gris sustancia
serpenteando cual enredadera
con sus largos axones por entre
ajenos pesares y melancólicas
agonías que el futuro nos depara.
Y, cuando el mal vence al bien
es el demonio quien saca las garras.
Y, cuando ese dios todopoderoso
que dejó de serlo bendice al mal
es cuando el soberano inerme queda.
Es lo que a diario vemos, ya.
Metamorfosis del pensamiento
son los incontrolables sentimientos
que asfixian al juicio y al alma,
al quehacer cotidiano en su devenir
histórico, y a la vida misma.
¡Ay de mí!
Como el espíritu impregna la carne.
Como la carne transforma la naturaleza.
Así:
Con el último suspiro se ahoga el alma,
la carne se hace polvo
y sólo queda en el lamento los recuerdos
sin que haya un limite para el demonio.
¡Ay de mí, producto de la naturaleza!