Libro abierto
encrucijada a la inmensidad,
los hados ganan el horizonte
al mar,
con la voz perfumada
de la televisión
no pidas peras al olmo,
la presencia de las flores
obedece solo a la diferida pérdida
de la exactitud vertical,
Vértice del azar
los dados cuidan su tímpano exquisito
para que el niño enclaustrado
que fuiste
se ponga en pie
y grite sobre las grietas
del desconcierto,
sin embargo
las sospechas niegan cualquier indicio
de certidumbre,
el aislamiento cumple su cometido
de sembrar dudas
ante una diabólica realidad,
las mariposas olvidan su vuelo
sobre la línea disuasoria
de la hora desigual
entre el bien y el mal,
ignoran sus alas
que la tierra retoma
jugando al escondite
de lo que debe ocultar.