TUGA

La bailarina de la botella

Quería danzar,  detrás del cristal que la embellecía,

al ritmo ritual, que su corazón de cuerda movía.

Quería mostrar su rojo vestido que siempre lucía,

y lo daba todo,  en  un baile eterno  que no la inhibía.

 

Era la testigo, única y discreta, que nos comprendía,

que callaba todo;  porque a nuestro a amor lo descubrió un día,

entre las caricias y los besos tiernos,  que me proponías,

en aquel sillón,  que a la adolescencia, no la contenía .

 

Hoy extraño el tiempo del sensible arrullo de su melodía,

y me parte en dos que no estemos juntos como aquellos días,

porque aun siendo viejos con toda mi alma te demostraría,

que el amor eterno que siento por vos nunca moriría.