La mentira y la verdad
en su tono acusatorio,
desentrañan el jolgorio
que nos parte a la mitad.
Ya que no es su potestad
extender nuestro sufrir,
permitámonos salir
cuando aún haya distancia,
porque en esa circunstancia
es dulcísimo el morir.
La fragancia de la ortiga
y del choclo desgranado
me mantiene enamorado
del futuro y de la intriga.
Donde voy siento una amiga
que me dice de improviso,
que fui todo lo que quiso
cuando el mundo se detuvo,
pues mi espíritu no anduvo
por la lid del compromiso.
Con la paz que da el fresnillo
me he dispuesto a descansar
a manera de un juglar
o de un torpe lazarillo;
con un canto muy sencillo,
con un credo celestial...
¡Y aunque digan que está mal
conservar solo lo bueno,
les pregunto si es ajeno
vuestro efluvio primordial!
En mi amor solo se anida
la quietud y la prudencia,
que cultiva la inocencia
del azar de nuestra vida.
No reniego si es bruñida
la sustancia, el colofón
del tisú de la pasión
ni del viento como olvido.
Solo sé si estoy perdido,
cantaré nuestra canción...