Asklepios

Todo acabó inundado

Todo acabó inundado por los

embalsamados olores de los milenios,

a los que tu dolor se terminó por entregar,

tras celebrarse la ceremonia que confirmó una

de las derrotas más  despiadadas e inoportunas

que jamás visitara a la desengañada eternidad.

Allí, se supone, se inició el dolor que su

expansión no deja de afectar al universo.