🇳🇮Samuel Dixon🇳🇮

Hecatombes

Hecatombes

Muy dentro de las venas recito mis delirios
haciendo de las noches nostálgicos martirios,
que matan poco a poco con penas el amor.
A veces, en el sueño te busco entre las sombras,
ausente del hastío, besando las alfombras,
(sucede que el letargo me encierra en el dolor).

¡Crepúsculo maldito! ¿Por qué tanto difieres
si el alma atormentada se abstiene de placeres?
¿Por qué te ensoberbeces con brazos sin piedad?
En todo el detrimento peleas con acecho
y niegas, de repente que sientes en el pecho
la hiel de los estragos y la infelicidad.

Mas, dentro del ocaso la aurora acariciante
se adueña sin medida con eco apabullante
(y grito nuevamente ¿por qué te vas sin mí?)
El tiempo me acompaña, como algo que agoniza,
por eso, lentamente, la piel hasta se eriza
y sigo preguntando, ¿por qué lo hiciste así?

Espinas me atormentan y adargas me amenazan
(en eso, yo imagino tus ojos que entrelazan
los dulces pensamientos) y canto, ¡por tu amor...!
Mis noches son de augurios, talladas de quebrantos
y así, concretamente las quejas y los llantos
destrozan por segundos el ancho pundonor.

¡Crepúsculo maldito! ¡Crepúsculo que adoras!
¿Por qué en el sufrimiento te tardas y demoras?
¿Qué hiciste la respuesta que mi alma te pidió?
¿Recuerdas las promesas de un noble compañero?
¿Recuerdas que te clama la quid de un prisionero?
«Y el ser que ahora tú amas, ya no es el que te amó».

                              Samuel Dixon