Sobre su mar seré la cruda noche; acariciándole con lunas de plata a ese implacable sombrío.
Maestre de los intento soy...
Al deleite de mis nostalgias amorfas y sus espectros de felicidad pura.
De la ilusión y poco afán, voy crédulo de que el horizonte es un lecho que las estrellas en vuestro rumbo tejen.
y usted...
Es el mágico magma que derrite dichos luceros, cuando por mis halagos se le zambullen.