(Soneto de cuartetos concatenados
asonante)
J&E
Ni toda la belleza de Kriemhild
sería vino y vid de tu talante,
mucho menos el oro en tus ojales.
Lo que viene del Cielo es divino…
Y tú que eres celeste inalterable,
exalto en mi decoro concebido;
la virtud de mi musa en mi albedrío.
¡Oh, alma, que te elevas por el mundo!,
desearía en tus ojos ser Sigfrido,
para darte de dote el Nibelungo.
Desearía en mis brazos dramaturgos
ser vasallo, escudero, ¡incluso el fin!
Pero abogo al poema, a los \"burgundios\":
ser para siempre uva de tu vid.