Yo nazco con el día
después de una abigarrada
y movida noche entre sueños,
en los que quise combatir, soledad
Despierto del repeluzno
al tolerar el primer contacto
de la álgida agua sobre mi rostro,
emulsionada de gel perfumado, suave
Consigo neutralizar
al contacto con la gente, subo al autobús,
permanezco en silencio, el calor eleva las ideas;
abarrotado por doquier llego al destino
Comienza la ética del día,
definiendo lo más razonable, entre el viaje
en autobús y la pericia del gentío que se subleva
por entre los tornos de control y los deberes pendientes
Apenas unos papeles
resuelven el intrincado jeroglífico de órdenes,
de conflictos, de opiniones, de relaciones sentimentales.
Y así jornada tras jornada, la tienda llega al finde deseada y manida
La repetición, consuela
la moral de la incertidumbre que ahoga y debate
entre la amarga realidad de un salario injusto, pobre o rico,
esperándome en el desván de mi conciencia, éxitos y fracasos
Y, una vez más,
me desvanezco en el catre del
descanso merecido pero forzado,
lleno de soledad y esperanza
“Despertaré un día, en que sueños, ética y moral, ¡se desvanezcan en el futuro!”