Era la noche,
esa noche que en su silencio habitaba
toda la esperanza de un mundo oculto.
Me encontré en el reflejo de una luz cauta,
aquella que dormitaba en tus ojos,
esos ojos que por un instante
eran todo lo que el universo ofrecía,
una promesa y un hechizo.
Esos ojos,
esos que quiero ver cada día,
esos ojos de amor,
tus ojos,
tus infinitos ojos
que llevo en mi mente desde esa noche
y que al mirarlos de nuevo
me devuelven a ese instante.
¿Cómo no recordarlo?
Si en esa noche,
en esos ojos,
por primera vez,
sentí el vértigo y la maravilla
de un amor que me traspasaba.