Marcos Reyes Fuentes

LA PRIMERA VEZ QUE LA VI

La primera vez que la vi

era  de tarde, habían pasado ya tantas horas  en mis días

Pero en su mirada, encontré todos mis  amaneceres olvidados

Tenía  luz y constelaciones que danzaban en sus ojos

Y no pude evitar sentir su magia.

El brillo del Sol de mis mejores sueños,

se columpiaba como un niño travieso en sus sonrisa.

Yo era una nube, una nube cargada y gris

Y ella traía el sol del medio día

estaba acostumbrado a llover después de las seis de la tarde,

justo cuando  el horizonte poblaba de pequeñas sombras,

mi rutinaria  ausencia de alegría.

Fue el inicio de un tiempo distinto.

…No quise llover con Sol ese día.

Era una visión hermosa contemplarla.

Yo la miré  discreto

Mientras  mi corazón  galopaba, como un potro libre por la pampa.

No quise llamarla el amor de mi vida, para resguardarme.

Pero desde esa tarde, se convirtió  en la polizonta de mi almohada.

Aún prefiero que sea mi cielo soleado,

el deseo que persigue a los luceros fugaces en mis noches taciturnas

mi luna nueva, mi musa, mi bohemia, mi poesía.

Decidí  amarla  a través de mis silencios y tocarla sutilmente con sus ecos

Y pasearla en mis versos,  llevándola de la mano.

Sí, Pueden decir que soy un cobarde

Pero, qué puedo hacer, ella... ella es demasiado Sol, demasiado estrella.

Y yo… yo aún soy  una nube gris cargada de tormentas.