Entre la bruma te mantienes,
Tu guardián eterno;
eres luz en la noche de este oscuro invierno.
Brillas atravesando la niebla con destreza,
en la oscuridad, cuando todo parece perdido,
y el naufragio del alma amenaza con llegar,
tu amistad se alza como faro encendido,
dispuesta a acompañar, a escuchar, a abrazarme.
En el vaivén de las olas, en la tormenta,
tus palabras son refugio seguro.
Así como el faro guía al barco perdido,
tu amistad brilla con luz inextinguible;
Me das ese abrazo sincero, donde mi alma halla abrigo,
y mi corazón, por fin, se siente invencible.