BUENOS RECUERDOS
Repican las campanas despertando al domingo.
La tormenta había pasado y el aire fresco,
esparciendo incienso de albahaca, lavanda y pinos
place las hendijas sensibles de los recuerdos.
Rondan mi universo sin poder yo detenerlos
y en el resplandor íntimo laten muy cercanos.
La memoria de mi alma sabe de instantes bellos,
aquellos de mala estirpe prefirió olvidarlos.
Los recuerdos, amigo, cual agitado mar,
zarandean a diario sus aguas, y su espuma
deja en mi ser un óleo dulzón de bondad
pintando escenarios que mi corazón rezuma.
Repican las campanas despertando al domingo.
La tormenta había pasado y queda el frescor
de esos bellos momentos que son un beso tibio.
¡Los buenos recuerdos hacen bien al corazón!
Ángel Alberto Cuesta Martín.