Sucesos impredecibles que navegan por el tiempo,
episodios espontáneos escritos por el destino…
como revelación de un designio divino,
como prueba de la magnificencia del Supremo.
Cada momento, de precisión exacta,
cada instante de exquisitez puntual,
todos los minutos en combinada secuencia,
haciendo palpitar en armonía…al mismo ritmo…
los afectos y sentimientos.
Con tan singular elocuencia,
con esa asombrosa coincidencia…
ni un segundo, antes, ni un siglo después.
Todo perfecto…como tenía que ser,
a la hora precisa…con una finura sorprendente,
con una sutileza subliminal.
Lo de la vida…un misterio,
lo de las alegrías una expresión fugaz,
lo de las tristezas un largo padecer…
y eso del amor…una aspiración constante…
que nunca deja de latir.
Entender cómo se debe continuar…es el arte de ser,
liberar batallas contra el conflicto interior…
y resolver la incertidumbre personal,
descubrir en uno mismo la sabiduría refulgente…
que nos muestra el camino a seguir.
La certeza de haber reconocido lo correcto,
la convicción de estar seguro de tu real poder,
la nobleza de tus actos,
que más se puede pedir…si la evidencia de tu claridad…te hace brillar.
Un manantial de bendición se posa en tu presente,
un perfumado futuro se presagia,
los mejores augurios de un porvenir esplendente…
envuelto de color...concertado de sensatez.
Contemplarte así, en tu estado natural,
en tu auténtica dimensión,
convencida de lo simple,
con la frontalidad de la razón,
con la sinceridad de la lealtad
y la honestidad de tu semblante en paz.
Afrontando la realidad,
sin arrastrar las cadenas de las penas,
disipando dudas…espantando miedos,
resolviendo los conflictos cotidianos… sin dejarte abatir.
Enamorada de la pasión que inflama tu impetuoso corazón.
Bendita tu imagen de luz…que se ha dejado inspirar de Dios.
Un año más, una vuelta al ciclo de la existencia...
una meta cumplida, y muchos sueños por conquistar.
Desde aquí… yo veré tus alas desplegar…
tan alto te veré subir …
hasta el infinito y más allá,
te acompañare en tu viaje…
con cada latido de mi pecho
en cada pensamiento que nos haga suspirar…
y así, no me puedas olvidar jamás.
Bendita tu imagen de luz…que se ha dejado inspirar de Dios.
Bendita tu.