(La Gérardine)
No permitas el luto en mi memoria
mancillando el recuerdo de los dos,
no ha de ser que se envicie nuestra historia,
una historia que ya conoce Dios,
y que se ha mantenido ya notoria.
Os suplico, a la aurora, que es de vos,
que mantenga al recuerdo en alta estrella;
no ha de ser que lo alcance algún adiós.
¡No lo guardes jamás en la botella!
Alce el vuelo y manténgalo seguro,
pues en él resplandece nuestra huella;
lo prometo en el fruto ya maduro.
Reza siempre conmigo en alta gloria;
nuestras crónicas gritan en lo puro:
Ser semilla arraigada a la memoria.