Elias Castellano Blanco

EL PERIPLO DE UNA NOCHE

 

 

Por un caminito

la noche bajaba.

Sobre sus cabellos

la luna llevaba.

Y sobre sus brazos

duerme una muchacha

lo mismo que duerme

la flor en su rama.

Silencio.

 

Córdoba la mira

sin decir palabra

sentada y paciente

a orillas del agua.

Y en el Campo, Campo,

de la Verdad clara,

resuenan bordones

y cuerdas templadas.

¡Silencio!

 

Clama el llanto triste

en la vieja Aljama.

Llanto sin sonido.

Campana enlutada.

Y en el hueco cuerpo,

en una guitarra,

depuso la noche

la flor que llevaba.

S i l e n c i o.