Alberto Escobar

El pollo está caro...

 

La vida  no puede 
escribirse, 
solo vivirse. 

—O.Wilde.

 

 

Quieres un rendimiento,
un rendimiento atroz,
las alas van cansadas
de tanta lluvia, el aire
más y más cargado
de éter sobre sus ínfulas.
El baile era para ti,
para tu ego, tus aires
de grandeza, tu collar,
tu vestido malva y tu sonrisa.
Que no te decaiga el ánimo,
cansada como estás, los niños,
sus extraescolares te matan,
los deberes diarios, su padre
que no existe todavía, sus...
De noche en la barra del bar, 
y exhibes tu belleza al rijoso
de turno, que se vea atraído 
a pedirte una copa y que beba
en aras de un jefe ambicioso,
que sus arcas se engrosen cuando
las tuyas van mermando, merma
que te merma, los libros cada vez
más caros, la carne de pollo que sube...
Ese moreno, a la derecha de la banda,
no está mal, dices, tienes ganas...,
por un momento tus pétalos 
se hubieron abierto y deseaste ser polinizada, 
me mira, el padre de mis niños no existe,
te dices, y sigues mirando por si, mosca
que se posa, mira al unísono y se encardina,
se establece un diálogo ojos a ojos, esos 
que tanto te gustan, donde la ortografía
no cuenta y el diccionario pasa del papel
al gesto, y sigue mirando, y tú le haces
una señal de que se acerque y él acaba yendo,
tanto que, sin mediar palabra, te besa y te abres
como una flor roja en plena marejada. 
Sí, tanto que se derrama como leche caliente.