He regresado del peor sueño
que haya tenido
porque he escuchado que me llamabas
con voz quebrada pidiendo auxilio.
Somos dos seres abandonados
por los sentidos,
pero el destino nos ha ofrendado
unir dos vidas en un camino.
Y así mi mano junto a la tuya
se me ha dormido
como lo hace el guerrero dichoso
tras la contienda de haber vencido.
Y es tu sonrisa la estela blanca
de aquel navío
que de regreso del horizonte
porta la llama de un sol dormido.
Mi piel despierta de su letargo
porque ha sufrido
el abandono de los contactos
y están de vuelta desde el olvido.
Tu mente vaga por la alegría
y el regocijo
porque cabalga desenfrenada
por la pradera de mi infinito.
Mis ojos lloran como milagros
de un cielo limpio,
no tienen nubes, no tienen vientos,
pero sí lluvias del paraíso.
Has descubierto que el corazón,
aunque sufrido,
siempre se deja una puerta abierta
para que vuelva el amor perdido.
Y aquí a nosotros se nos presenta
el desafío
de ser felices y demostrar,
ante Cupido, que somos dignos.