Me has escuchado aullar
como una loba herida
y desgarrada
bajo una rama inclinada
del árbol de la vida,
pero tus ojos estrellados
flotan en el charco
de las lágrimas que rebosan
en el depósito de la gasolina.
No te avergonzaré,
esconderé mis colmillos
y traeré la luna llena
cuando parezca de sangre,
prometo parecer bonita
con el vestido azul turquesa
y las sandalias de plata,
invítame a pasear esta noche,
podemos bailar
con el lucero del alba.