Pongo un velo en mis ojos, para verte sin verte
que tus labios me digan, si, ellos sienten, si, sueño
de colmarlos del calor que mi boca les vierte
con mis besos ardientes, como su único dueño.
Dime luna, sí en noche, mis caricias oferte
es el suave deleite, del dulce aroma a beleño
y que el cuerpo perezca si no puedo tenerte,
que este brote es delirio y se convierte en un leño.
Del capullo florece la pasión verdadera
de latidos ardientes en amores callados
que son libres, si llega la verde primavera.
La miel mana del cuenco en los estaques sagrados
una llama alto brilla en la perpetuada hoguera
la vida crece fuerte en estos fértiles prados.