RICARDO V

Cautivo de la pasión

Entre unas rejas

hechas de flores

desde mi celda

atisbo un bosque.

 

Lo veo lejos

aunque esté cerca

porque soy preso

de mi sentencia.

 

Llevo una vida

desperdiciada,

poco vivida

y encarcelada.

 

Soy prisionero

y voy llorando

por desconsuelo,

por desengaño.

 

El amor vino

dando la espalda,

nadie me quiso

más yo la amaba.

 

Presidio cruel

es la amargura

que hizo perder

mi compostura.

 

Fui traicionado

por quién decía,

jurando en falso,

que me quería.

 

Sin yo buscarlo,

La sorprendí

con un extraño

ajeno a mí.

 

Aquella escena,

de imagen dura

me abrió las puertas

de la locura.

 

Y sin pensarlo

sintiendo rabia

me vi matando

a esas dos almas.

 

Hoy soy un reo

en doble celda,

una de celos,

otra de piedra.

 

Y mientras sienta

lo que yo siento

será condena

donde me encuentro.

 

Ser un cautivo

de la pasión

lleva al delirio

de la razón.

 

Tengo presente

que, si volviera,

pero consciente,

lo repitiera.

 

Miro hacia el bosque

y puedo ver

todas las flores

que quiero ser.