En las historias de él sin finales felices, busca la luz entre tantos matices, cree encontrar la paz en un final soñado, pero la realidad lo deja desolado.
En una de ellas piensa tener su dicha, un amor eterno que en su alma enriquecía, pero el destino cruel se interpone en su camino, y la felicidad se desvanece como un suspiro.
Se aferra a la esperanza de un final distinto, cree que por fin el dolor se habría extinguido, pero una vez más la tristeza lo abraza, y en un mar de lágrimas su historia naufraga.
Sus historias sin finales felices son su carga, su corazón roto y su alma que se embarga, pero sigue adelante, aunque el camino sea incierto, porque en cada página encuentra un nuevo descubrimiento.
Aunque las lágrimas broten como un río desbordado, él sigue creyendo en el poder de un final esperado, porque en medio de la oscuridad siempre habrá una luz, que ilumine sus historias y las transforme en virtud.
Así que aunque sus finales no sean felices, sigue escribiendo sus historias con valentía, porque en cada página hay una lección que aprender, y en cada final hay una nueva oportunidad de renacer.