jvnavarro
EN LOS RECUERDOS BUCEANDO
Me gusta el mar y el bucear
en los recuerdos
como se sabe
estos siempre son de antaño.
Aprovecho de los días tranquilos
o de aquellos
en que el viento
pega a sotavento,
para ir al encontronazo,
de aquellos tesoros encantados
que se quedaron
en el hipocampo,
entre barcos convertidos
en fantasmas
a la espera de que vaya
a rescatarlos.
Yo todo esto
de verdad que lo hago
lleno de amor.
Repito
lo hago sin medir tiempo
ni daño,
lo hago,
más que encantado.
Suelo arrancar
de los altos dominios
de mis páramos,
instantáneas pulidas,
ya flotadas con esparto,
dignas de películas
de cualquier director
del cine enamorado.
Fellini me molaba
por su universo encantando,
por sus escenas
extraídas,
con un fórceps oxidado,
de los bajos de una sociedad afectada
por el hambre convertido
en arte sin haberlo masticado.
De mi película,
la que en este poema
estoy resucitando,
salen pitando,
entre rollos de celuloide
casi mutados,
dramas y amores,
encantamientos
y desengaños,
especie de hilillos de sonrisas
y multitud de sarcasmos.
Hay de todo un poco,
en ese macuto sin fondo
ya muy remendado,
al cual,
de tanto abrirlo y cerrarlo,
le he puesto una cremallera
de cierre moldeado de plástico,
y es mi alboroto
de gran tamaño,
cuando saco de su interior
lo que he ido atesorando.
Me conformo con tan poco
para ir tirando,
que sin saberlo
me he creado una mono adicción
de tal formato
que necesito,
de una pitonisa,
de aquellas del monte Parnaso,
que me conceda ese regalo,
de paz y de descanso,
para ir deshojando,
de lo que fui
lo más bueno,
y de lo que no quise ser
lo menos malo.
Todo llena,
y es que lo malo,
con el tiempo
ha ido de color cambiando
y ahora lo encuentro,
ya todo
por el tiempo
tan gastado y usado
que se,
la experiencia
es un grado,
que a cualquier cosa
se le puede sacar,
si se es listo y apañado,
bien flotando,
su encanto.