Loresita

Cordero

Tengo la noción de que en mis venas

aún circula la ternura y la emoción.

La emoción que sentía cuando niño

veía a mi padre después de un largo día,

misma emoción cuando mis papilas gustativas gozaban de algún caramelo,

misma emoción de cuando se iluminó el cielo después de haber sufrido un tormento.

 

Quizás estoy apresado en esta alma vieja o soy un cuerpo grande

habitado por la esencia de un niño.

 

Como un pequeño cordero siento tristeza al perderme del rebaño,

y se que esta tristeza es necesaria

pero me inquieta lo profundamente solo que puedo llegar a sentirme.