Muñeca de porcelana
que un día me cautivaste,
con tus ojitos divinos
y oropeles en el traje.
Hoy te veo colocada
y olvidada en un estante,
de aquel niño que, embobado,
te buscaba por el aire.
Eran días de ilusiones,
de poemas y romances,
con benditas primaveras
que brotaban de los mares.
Las extensas praderías,
de horizontes sin cristales.
se llenaban de adjetivos
de los niños y truhanes.
Muñeca de porcelana,
ven conmigo y no te rajes,
te preciso en estos días
con tu carita adorable.
Son mis ojos los que buscan
el recuerdo de tu talle,
y tu preciosa melena
que a mi pupila hechizaste.
Ven a buscar mis latidos,
y acelera más mi sangre,
para que tiemblen mis labios
y musiten que te ame.
Muñeca de porcelana
no me olvides ni te apartes,
de mi lado, en esta vida,
que se apura en un instante.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/06/24