elisain maldonado

REFLEXIONES PARA UNA VEJEZ. 



Señor, enséñame a envejecer con gracia, con la serenidad de quien ha recorrido un largo camino y ha comprendido la esencia de la vida. Permíteme aprender de los niños, cuyo corazón puro y alma sincera reflejan la verdad más profunda y simple de Tu creación.

Concédeme la capacidad de admirar la inocencia y la curiosidad de los más jóvenes, y permíteme adoptar su asombro ante el mundo. Que pueda recordar siempre el gozo de descubrir, la alegría de vivir el momento presente y la pureza de un amor sin condiciones. Enséñame a no perder nunca la capacidad de maravillarme, y a encontrar en cada día una nueva razón para agradecer.

Señor, ayúdame a aceptar con humildad el paso del tiempo, sabiendo que cada arruga en mi piel es un testimonio de las lecciones aprendidas y las experiencias vividas. Que pueda ver en la vejez no una decadencia, sino una oportunidad para crecer en sabiduría y virtud. Enséñame a llevar con dignidad los años acumulados, y a ofrecer mi experiencia como guía y apoyo para quienes aún están en el inicio de su jornada.

Que en mi corazón siempre haya lugar para la paciencia, la compasión y el amor. Haz que mis palabras sean suaves, mis acciones sean justas y mi espíritu sea fuerte. Permíteme ser un reflejo de Tu amor y Tu sabiduría, para que, al final de mis días, pueda presentarme ante Ti con un alma enriquecida por las experiencias y purificada por el tiempo.

Señor, enséñame a envejecer, a aceptar cada etapa de mi vida con gratitud y serenidad. Que mi vejez sea un canto de alabanza a Tu nombre, y que, al mirar hacia atrás, pueda ver un camino lleno de bendiciones y aprendizajes. Que mi espíritu, en su madurez, sea un faro de luz y esperanza para los demás, y que mi vida, en su totalidad, sea una ofrenda de amor y sabiduría para Ti.