¿Cuándo le robaron el sentido
a estas, ahora palabras vacías?
Se escurren entre mi pluma
Por racimos interminables.
que no pueden acallar el bullicio,
No son oasis, sino delirio.
Ya el papel no es pergamino
Solo un depósito de signos,
Que han olvidado la utopía
Para ceñirse a un simple camino.
Todo ahora es rutina y tiempo
Ha muerto el suspenso
Para cobrar vida lo que ya es cierto.
Solo queda la voz de una vieja loca
Que llama desconsolada,
Toca todas las noches a la puerta
Y grita incesante ¡la verdad es otra!