Se recogió tanto dolor entre las hojas de tu árbol.
Esperando una gota caer para sentir tal sufrimiento,
En la esencia de mi alma enamorada
O en el aquel crecimiento del rosal de tu amor.
Que no advirtió a la luna ocultar ese odio insensato
Para poder brillar tu noche de baile escrupuloso.
Cuando tú sombra no sintió ver la presencia de mi encubierto corazón.
Aguardando dulcemente las palabras imaginadas en el cielo
Que mi razón quiso escuchar en mi palpitante amar,
Pero se convierto en un efímero tiempo
Olvidado en el fulgor de tu sol enamorado;
Y estando tan juntos se pierde mi temeroso pensar,
Cuando tan fuertemente soplaba nuestro dulce viento
Entre mi apasionado cuerpo y tu llamarada pasión
Reconociendo antes del amanecer la desolación de mí nombre.
Reclamando así, mi pertenencia en el cosmos del querer,
Olvidándome solo de la incomprensible ira de mi alma
Que tanto se ha protegido de tu oculta malicia.
Para soñar mi sonriente y rígido porvenir anhelado.