La judoca
Mi alma encontró
el de un judoca.
Ella igual que yo
de loco y de loca.
Miradas juntamos,
así, poco a poco.
¡Pues sí, nos gustamos!
Y yo, como loco.
Me besó los labios,
se soltó el cabello.
Desnudó su cuerpo,
me lancé a degüello.
Cuando degustaba
el manjar con vello
se encendió una estrella,
y con tal destello,
bailaron sus piernas
brindando por ello,
pintando alegrías...
Rompiéndome el cuello.
Kapirutxo 14-16-2024
Inspirado en el gran George Brassens