Una tarde que triste y decepcionado
empujaba solitario mi destino
iba cabizbajo como cincelando el tiempo
como apedreando mi pasado.
Tropecé en forma abrupta e inesperada
con tus ojos que de bellos parecían un sueño
ojos que los párpados escondían con celo
para ocultar la ternura de tu mirada.
Me viste como si no me vieras
pero en mí la tierra y el cielo se abrían
en mi pecho y en mi alma no cabían
la ilusión de que siempre me miraras.
Desde entonces ésa mirada es mía
porque sin su fulgor todo se apaga
sin su brillo la tristeza y el dolor se agrega
al sufrimiento de mi alma impía.
Me gusta cuando con disimulo me miras
como si no quisieras encender el fuego
y yo feliz caigo en tu juego
por qué tanto, tanto amor me inspiras?
Quizás alguna vez me toque la retirada
besaré tu dulce y tierna sonrisa
te amaré con locura, es una promesa
pero no me niegues jamás una mirada.
No te atrevas a ocultarme tu mirada
no escondas el motivo de mi existencia
entiende que con tu cruel ausencia
mi suerte estará echada.
Lima, 14 de junio del 2024
AUTOR: JAVIER SOLÍS
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