Amor complicado
Me voy de ti preciosa, me voy con rumbo incierto
siguiendo la esperanza de un nuevo porvenir;
te dejo acá una nota, recado que es experto
contando las angustias, vivencias al partir...
Mañana que despiertes y leas la misiva,
no llores ni preguntes, ni ruegues por señal...
porque, muy lentamente, ya voy a la deriva,
bogando mar adentro, con gozo, sin igual.
Aunque me da tristeza dejarte y sin motivo,
no hay más alternativas que pueda yo dictar:
tan solo te confieso, por ti me siento vivo
y el irme solo indica que voy a regresar.
No quiero ver sufriendo jamás a esos ojitos,
no quiero darme cuenta que lloras tú por mí...
contigo tuve tantos momentos tan bonitos,
jamás voy a olvidarlos porque hablan bien de ti.
Si notas que en las letras se esconde un gran detalle
no niego ni discuto, la aurora te premió...
mi amor desenfrenado, mi amor se va en el valle:
allá, donde sonriente mi boca te besó...
Un día, vida mía, no tardes, te aseguro
que todos tus proyectos la gloria encontrarán,
aunque presientas miedo, camina hacia el futuro,
no temas ni desmayes, destapa otro champán.
Me voy de ti, y me duele, me duele ya no verte,
pues yo también te quiero, te guardo y sin rencor;
aunque me voy muy lejos, no culpes a la suerte,
un día será tuyo, todito mi calor.
Te dejo estas palabras después de mi partida
porque eres una joya, valiosa, al cien por mil...
tal vez y este mensaje te suene a despedida
pero, te juro mi alma, la fuerza es de marfil.
Me voy, pero me quedo cuidándote en las noches
para que nunca sufras ni llores por mi amor.
Ya estoy en otro lado, borrando los derroches,
aquellos que en espinas disfrazan el dolor.
Me voy, divina niña, clamando un sentimiento
porque te llevo dentro, sublime corazón:
me voy, pero te dejo seis besos sobre el viento;
entre ellos la esperanza surtida de pasión.
Samuel Dixon