En el teatro de la noche, tus suspiros se alzaron como actores principales, danzando con las estrellas en un drama sin igual. Las olas, cómplices de nuestras travesuras, murmuraban secretos al oído de la luna, mientras la brisa nocturna nos envolvía en su manto de misterio y pasión.
Eras la musa de un poema viviente, la inspiración que fluía en cada verso desenfrenado, en cada metáfora que brotaba de la profundidad de mi ser. En el lienzo de la oscuridad, pinté con palabras el contorno de tu esencia, delineando cada curva con la tinta de mi deseo.
La noche se convirtió en nuestra cómplice, guardiana de los secretos que entre susurros compartimos, mientras el cielo, celoso de nuestro amor, intentaba opacar con sus estrellas el brillo de tus ojos. Pero nada podía competir con la luz que irradiabas, ni siquiera la luna en su plenitud.
Cada encuentro era una sinfonía, una melodía compuesta por el roce de nuestras pieles, por el eco de nuestras risas que se perdían en la inmensidad del tiempo. Fuimos poetas de nuestra propia historia, escribiendo en las páginas del viento cada promesa, cada caricia.
Y así, en la eternidad de un instante, sellamos nuestro pacto con el universo, un acuerdo tácito de amarnos más allá de la razón, más allá de la existencia misma. Porque en el crepúsculo de nuestros días, solo importaba el nosotros, ese vínculo indisoluble que ni el tiempo ni la distancia podrían borrar.
Hoy, evoco aquellos momentos con la nostalgia de quien ha vivido un sueño, con la certeza de que cada recuerdo es un tesoro guardado en el cofre de mi alma. Y aunque las estaciones cambien, y los años se sucedan, permanecerás inmutable en el crepúsculo de mi pensamiento, eterna como el mar, infinita como el cielo.
Tuyo,
♥(¯`*•.¸♥millondurango♥¸.•*´¯)♥