Ya pasaba veinte días, de norte
a sur, en un barquito de poca
capacidad, ni escamas habíamos
pescado, y por las noches rezaba
a mí Dios; que nos tenga vivos, y buena
salud para todos los tripulantes.
Llegó la tarde, un plantado encontramos,
orden del capitán, deje todo
preparado que rayado el día, lo
cálamo.. cinco de la mañana
estábamos bien desayunado.
Que lindo fue ese día, hubo en
abundancia hasta para la casa,
y agradecido de Dios por darnos
esa bendición.
Hoy como extraño esos días de pesca, porque ya no trabajo, tengo mis años
solo me toca ir en la mañana a ver
si hay algo para el pan a diario.
Pero qué bonito fueron mis días
de pesca,bendecido de Dios
Que hoy en día como extraño.