Hola soledad, compañera de mis horas,
en tu silencio encuentro paz y calma,
en tu abrazo frío, mi alma se evapora,
y en tus sombras, mi ser se transforma.
Eres testigo de mis lágrimas y mis suspiros,
de mis anhelos y mis desvaríos,
en la soledad encuentro refugio y alivio,
en tu oscuridad, hallar consuelo y alivio.
A veces me asustas con tu profunda quietud,
pero luego comprendo tu gran virtud,
pues en la soledad aprendo a escucharme,
a conocerme, a aceptarme y a amarme.
Hola soledad, amiga muda y fiel,
en tus brazos encuentro mi verdad,
en tu silencio, mi ser se renueva,
en tu presencia, mi alma se eleva.
“Serl”