I
En tus ojos, brasas ardientes,
quizás la chispa que encienda mi ser,
un fuego que se alimenta del color fuego
de tu cabello, cual sol al atardecer.
II
En la profundidad de tu mirada,
un mar de emociones me invita a navegar,
un faro en la noche, mi alma desorientada,
en tu enigma, encuentro el camino a descifrar.
III
Admirar tu belleza, un gozo sin igual,
o arder en la llama de tu fuego eterno,
un dilema que me envuelve en un soplo final,
¿Deseo o pasión, qué anhela mi corazón interno?
IV
Impulsado por el enigma que me cautiva,
busco en tu mirada algo más que soñar,
un universo de secretos que mi alma activa,
en la danza de tus ojos, quiero descifrar.
V
Dudas y certezas en un vaivén constante,
un enigma que me envuelve en su velo,
¿Es tuya o mía la intensidad vibrante?
Aun así, mi alma anhela este vuelo.
VI
Al borde del precipicio, sin temor me lanzo,
en las llamas de tu pasión me quiero quemar,
un baile de dos almas, en un trance que amanzo,
un fuego que nos consume sin importar.
VII
Un encuentro memorable, un instante fugaz,
dos almas que se atreven a desafiar,
un torbellino de emociones, un abrazo fugaz,
en la danza del fuego, nos dejamos llevar.
VIII
Ignoro lo que el futuro nos depara,
mas este instante es el inicio de algo más,
una llama que arde con fuerza singular,
una marca indeleble que jamás se borrará.
IX
Vela en el viento, frágil y apasionada,
mecida por el vaivén de tu ser,
un baile de luz y sombra, una llama encantada,
en la inmensidad del tiempo, nuestro destino se ha de ver.
JTA.