el brujo de letziaga

Los de aquí adentro.

Tanto gusta como gusta tanto,
a los que una jarra de vino la mente obnubila,
hablando y gritando en inútiles poses
y nunca sabiendo...
el porqué nadie guarda silencio.

 

Los de aquí adentro..., somos de ahí enfrente,
de las casas de al lado
donde se ama y se engendra
a través de los días y el paso de los años,
y el pan siempre..., es un milagro.

 

En la taberna somos esclavos de la botella,
y de un hígado que se estropea
luchando contra el tiempo sin desaliento,
como luchó mi padre
que fue obrero en su vida y en la hora de su muerte.

 

La bebida y el amor, el trabajo y el dolor,
siempre son iguales..., ayer y hoy.