Fue el Cincel que Esculpió
esa, tu Borrosa Figura...
Fue la Hondura de mis Labios Partidos
que Salpicó de Mieles
esa, tu Boca de Damasco
Maduro...
Fue la Mítica Flor
que Arrulló la Cándida Rosa
Abrazada a mi Piel
y mi Beso...
Fue el Misterio
del Ser un Uno:
Tu Cuerpo y el Mío.
Fue ese, el Instante,
el Plenilunio de Amor que
se Desfloró mi Inocencia
y mi Sangre...
Fue el Rubor Encendido en
mis Tibias Mejillas...
Fue el Ardiente Ardor,
el Amor Florecido
que Suplicaba
lo Eterno...
Fue el Después,
Fue el Olvido,
Fue la Ausencia,
la Noche Apagada,
y la Herida,
esa,
la Única y Eterna Herida,
que Nunca
Cierra...
(Patricia)