Nos conocemos hace muchos años, hemos compartido viajes, amigos, familia.
Siempre fue generosa conmigo, también en lo que se refiere a recursos materiales. En este nivel, sé y ella siempre supo que no hay paridad.
-Necesito que hablemos.
-Qué bueno, hace mucho espero este momento.
-¿De verdad?
Ella por un lado, me convocó a su casa, me invitó a viajar con su familia, tuvo en cuenta mis cumpleaños.
Yo por mi parte siempre le manifesté mi reconocimiento y retribuí su amistad a mi manera, acompañándola, sobre todo, en momentos difíciles.
-Parece que decidiste olvidar mi insistencia en resolver esta diferencia; me alegro que se dé.
En las relaciones, no se trata de medir quién da más o menos y en qué ámbito o rubro. Fluye.
-No tomé consciencia de que había pasado tanto tiempo, sabés que soy bastante despistada.
-Bueno, no es lo más importante.
Las amistades se construyen con confianza y sinceridad, por más que ésta duela a veces.
-Quiero disculparme, creo que exageré en mi enojo.
-Nos conocemos desde chicos y me apena mucho la posibilidad de perder nuestra amistad por motivos que me parecen insuficientes, aunque considere que para vos no lo fueron. ¿Me permitís que sea sincero y te diga, como siempre, lo que pienso y siento?
-Adelante.
El año pasado, hicimos un viaje, que al principio descarté, no sabía si iba a poder afrontar los gastos. Ella fue quien me animó diciendo que tenía que ir y generosamente me ofreció ayuda. Gracias a Dios, no la necesité porque tenía unos pocos ahorros, y otro amigo ofreció abonar los pasajes, que prolijamente le fui pagando de a poco.
Ya de viaje al aeropuerto algo me incomodó cuando surgió una duda respecto a cómo llegar. Como fui muchas veces, respondí y ella me ignoró, pidiéndole a otro amigo que pusiera el GPS.
-No es tan importante la disculpa como lo que sucedió en cada uno de nosotros, mas si lo necesitás, sinceramente la acepto.
Me duele sentir que estamos rompiendo nuestro vínculo por algún malentendido y no tener la opción de aclararlo.
De verdad creo que algo te pasó para que reaccionaras así conmigo, que fue, quizá, la consecuencia de otro suceso, y estoy abierto a escucharte y tratar de entender.
Lo que sea, estoy seguro de que podemos resolverlo.
Descarté mi malestar, conozco su ansiedad y manera de ser. Ya en el aeropuerto, mientras esperábamos abordar, encontramos un mural del mapamundi preguntó por la ubicación de unas islas, y se las señalé. Me ignoró y siguió buscando, decidí adjudicarlo al estrés del viaje.
-¿Estarías dispuesto a olvidarlo?
Cuando quiero a alguien, lo quiero como es, y si algo me molesta, se lo digo de frente, salvo que decida callarme, porque no molesta demasiado. Que deje de decir algunas cosas, no significa que no me dé cuenta, es mi elección para no crear conflictos que considero innecesarios. La amistad está por encima de esas pequeñeces.
-Estoy dispuesto a aclararlo, con sinceridad y verdad; y si después y a pesar de eso querés apartarme, voy a respetar tu decisión. Quiero que estés bien y conservar la tranquilidad de que, conscientemente, nada hice para provocar tu enojo, aunque algo debo haber hecho para que te sientas mal, y eso es, justamente, lo que necesito saber para tener la oportunidad de disculparme de frente, cara a cara.
Hubo durante el viaje detalles que decidí ignorar, no era momento de planteos, sobre todo por el resto de nuestros amigos. El último día, me habló enojada y ahí sí, reconozco que reaccioné, aunque intenté ser educado, y pensé en hablar con ella cuando estuviéramos a solas. Lo llamativo es que los demás, no acusaron recibo del conflicto, aunque no creo que no se dieran cuenta.
Ya en nuestras casas, le pedí que habláramos de lo sucedido, porque no entendí qué pasó. Insistí muchas veces en este encuentro, incluso por mensaje, a través de los cuales me disculpé por mi responsabilidad sin saber cuál era. Siguió eludiendo hablar conmigo.
-Reconozco que mi actitud fue un poco exagerada...
-¿podríamos seguir esta conversación personalmente?
-Claro, también quiero eso; mi casa, mate a las 17:00hs., ¿te parece bien?
Pasó el tiempo y dejé de insistir. Aún hoy, seguimos compartiendo algún espacio, pero está cada vez más alejada.
Reconozco que entre pensamientos y elucubraciones, imaginé un diálogo que sólo es producto de mis deseos, ya que todavía no sé qué pasó.
-¡Te espero!
Miriam Venezia
15/06/2024