Cuando alguien te provoca odio, tu mente y tus músculos están en una pelea.
Están vivos.
Cuando alguien te provoca amor, tu mente y tus músculos están vibrando en la fiesta. Están vivos.
Cuando alguien te provoca pena, pena ajena.
Todo tu ser se marchita desde la raíz al fruto, de impotencia y valga la redundancia, de pena.
No hay peor castigo que ver a una persona buena, dándolo todo por el resto sin que se entere jamás que opera en modo esclavo emocional.
El esclavo que tiene necesidad del amo
y del amo que solo necesita el esfuerzo,sudor y plata del esclavo mientras aparenta que lo ama, cuando realmente, solo la usa.
Y el esclavo feliz.
Y los amos satisfechos.
Que pena de verdad.