El Padre
El padre siente emoción
cuando a sus hijos observa
y por siempre los conserva
atados al corazón.
Para el niño es el bastión
impregnado de ternura,
una fuente de ventura,
que lo llena de alegría,
disfrutada con porfía
como graciosa aventura.
El padre brinda su brazo
si el hijo lo necesita
y con ánimo lo incita
a romper el hosco lazo.
Con su caluroso abrazo
le transmite la esperanza
de mirar en lontananza
un futuro floreciente
fortaleciendo su mente
con palabras de confianza.
Cuando llega a ser anciano
con su andar dificultoso
muchas veces silencioso
se convierte en el decano.
Con su pensar meridiano
justifica a la razón
que le da justa visión
para ser el consejero
con el mensaje certero
de su sabio corazón.