Fuiste el Aire, el Cielo y la Sangre.
Fuiste el Rostro Nunca Borrado
que Calmó mi Dolor.
Fuiste, Viejo querido,
el Bragado, el Arado y el Sol.
Fuiste y Serás el Tesón y mi Honra.
Fuiste la Música que me dio Alegría.
El Baile Alrededor de una Mesa
al Compás de los Arpegios Sonoros
de Strauss.
Entre las Aristas Inasibles del Tiempo,
Entre Bosques Oscuros que Tiemblan,
Entre Auroras y Ocasos Inciertos,
Entre Opacas Luces Embriagadas de Ausencias,
Entre tus Poemas y Libros,
¡Estás, siempre Estás!…
Aún soy la Niñita que Vibra con Vos:
¡Papi, Papá!
Soy tu Temblor de Simiente
y tus Ojos sin Sombras
Que Vuelan aún entre Alondras
En Cada Instante
en que en mi Memoria Nunca Ausente,
te Recuerda,
¡Papi! ¡Papá!
(Patricia a tu estrella mágica)