I
...
¡Que apacible es la vida!
que corre como el agua y florece en tu tez.
De repente admiro tu rostro,
y en la luna tu cara plateada,
y besando tus labios las estrellas doradas.
II
¡Qué alegría es la vida
que el agua nos da!
Y tú luz es el día,
pues mis ojos te ven
¡alumbrándolo todo!
Eres bendición y gozo en mi vida,
¡aquel amor que calma mi sed!