ya no importa
si este papel me mira vacío,
solo e indiscreto,
y quiere un poco de mis sueños,
yo cumplo
a veces,
casi siempre…
dejo señales o señuelos
como quieras,
como digo
trazo siluetas,
nubes en el espejo
luego aparecen los reclamos,
las tachaduras, los borrones,
así como te descubro
entre los márgenes
te espero y desespero
y tú
entras sin golpear la puerta,
me miras de soslayo
y casi no te das cuenta
de mi presencia indiferencia,
recito mi frase
y el eco me devuelve paredes:
“no hay milagro sin fe ni cuencas”
solo son
pequeñas bolitas de madera,
un collar de perlas
de colores
o simplemente sentimientos
engarzados en los renglones
y ruedan,
entonces respiro,
aspiro,
tu aroma, tu esencia,
tus labios rojos,
tus deliciosas bragas negras,
tu piel y tu cuerpo,
tu historia secreta
y la imaginación se llena de versos
suaves,
de ojos celestes,
o tal vez de todos los ojos del universo
aunque me miren veinte
y lloren
y otros con su voz
arruinen mi silencio,
yo te siento,
este instante,
único y siempre,
y floreces ángeles,
agua y fuego,
cascadas de girasoles
sobre tus cabellos,
bosques y mares
y tu siempre vientre
luego
el camino intangible te devuelve
así como llegaste
te transformas recuerdo
y en esta anarquía del arte,
escuela casi demente,
ya nada importa,
solo me queda
menos vacío
al volver a mi cuerpo.