Solo,
en la sombra de la luz,
con los sentidos reunidos
en torno a mi corazón de celofán rojo,
pierdo el contacto con mi predicado
y me vuelvo incapaz de resistir
la fuerza gravitatoria que neutraliza
mis pensamientos del mundo químico,
a medida que la orientación
lógica de mi cabeza
se desvanece en el vacío
de mí.