Arpegios de la Noche Nublada.
Arpegios de las Albas Truncadas.
Sones Repetidos en las Sombras
que te Aguardan.
Hambre y Sed
y las Luces Siempre Apagadas.
No se Detiene,
Nunca Vuelve,
Nunca Pasa,
el Mareante y Ensombrecido
Dolor de la Carne.
Si la Pluma se Embebe
de una Tinta Azulada
No es que tus Versos
Busquen el Vestigio de un Firmamento
que Calla,
Ni de Aquella Estrella
Asomada a la Ausencia,
ya Quizás Anhelada.
Si Duele el Cuerpo,
No Olvides,
Duele el Alma...
(Patricia)